viernes, 15 de enero de 2010
HE PERDIDO EL GEPEESE
Después de lo del Ikea, pensaba que no me podía volver a pasar algo similar, pero ha ocurrido.
El “gepeeses” ha confiado en mí para que le haga funcionar su nuevo zapatófono con un dispositivo GPS externo. Ya trajo en su día una PDA antigua que consiguió Christian (un técnico de aquí) que funcionara con el Tom Tom (tontorrón en adelante). Así que, después de dar el conveniente continuo coñazo, se llevó la pedazo de mierda de PDA de cuando Franco era cabo con el GPS funcionando.
Me imagino que el gepeeses le habrá dado el coñazo hasta la saciedad a su jefe o qué sé yo, para que le regalara el zapatófono HTC, de cuando Franco era teniente, pensado que era una cosa maravillosa, cuando en realidad es otra auténtica mierda que no le dura nada la batería. Así que de nuevo, vuelta a dar el peñazo con que funcionen el tontorrón con un nuevo GPS y el dichoso zapatófono.
Se lo llevó a Lloret funcionando a la perfección, pero, ¡sorpresa! el zapatófono de los cajones no incluía GPS integrado. Así que el gepeeses se bajó al chino de la esquina a comprar un GPS de mayor mierda, si cabe que el zapatófono, que estaba de oferta. ¡De oferta en un chino! no puede ser más que una cagada de GPS.
Así que en Lloret, y tras pactar erróneamente por mi parte la cesión de un cargador al mechero del coche, me encuentro que la mierda del zapatófono y la cagada del GPS no son capaces de unirse, no se ven entre ellos, el tontorrón dice que no ve los satélites. Además el gepeeses llamó al chino que le vendió la cagada de GPS, que le dijo que era problema del teléfono, que tenía que actualizarlo. Para comprobarlo, al inútil y ¡anormal¡ de mí, no se me ocurre otra cosa que decirle: “ya pruebo con el GPS que llevo en la furgoneta que usaba con mi antiguo zapatófono”. Seré imbécil, si ese GPS era de cuando Franco era comandante. Así, y en buena lógica, mi GPS de habas no tenía batería. Tuve que pedir un cargador USB, subirlo a la habitación, conectarlo al ordenador portátil y ponerlo a cargar, para comprobar posteriormente que tampoco funcionaba. Claro, si en más viejo que cascajo, ¡como coño iba a funcionar, idiota!
El otro día me traje el zapatófono y la cagada del GPS para que Christian lo actualizara y funcionara de una vez. El me dijo: “juraría que lo he probado con el mi GPS y había funcionado”. Preferí no articular palabra.
Esta mañana hemos quedado para desayunar y hablar de los marrones que tenemos pendientes en el trabajo. Lo primero de todo, me ha dado Christian el zapatófono, la cagada de GPS y me suelta: “Ya está actualizado del todo, mi GPS funciona, pero el de tu amigo no hay manera”. No podía ser, así que he ido a buscar mi GPS de habas que llevo en la furgoneta, pensando “Sí he aparcado a 500 metros, no me jodas, para un día que aparco lejos”. Cuando he llegado me he metido la mano en el bolsillo y resulta que me he dejado la llave en la oficina. He vuelto a paso ligero lanzando improperios mentales sobre lo que estaba ocurriendo. Cojo la llave, vuelvo a la furgoneta y… no encuentro el GPS de habas, ni el cargado USB, ni el del mechero, ¿Será posible, dónde están? Vuelvo a la oficina, los improperios ya no eran mentales, eran vocales, y he pisado el único charco de la calle que no ha secado el viento. Los Flunchos de Illueca han resbalado arrastrando mi cuerpo de forma sutil pero brusca contra el suelo, pedazo talegazo que me he dado, ¡Que hostión!
Cuando he llegado todos mis compañeros estaban desayunando ya. Ha habido vómitos, atascos laríngeos, derrames lagrimales e incluso amagos de infarto, ¡como se descojonaban de mi! No he dicho nada. Me he secado un poco con papel y me he sentado a tomar el café, resignado, sin pensar ni decir palabra, abatido. Me ha podido el gepeeses, me rindo. El bajón moral me ha afectado físicamente, o habrá sido el café, lo cierto es que me ha dado un apretón que casi no llego al baño. Al bajarme los pantalones, a toda velocidad, me aparecido oír un ruido, como un chapoteo, pero no estaba para ver qué pasaba, me reventaba en esfínter. Y así ha sido, como el del video del Sport, he reventado, me han salido todos los males por el ano. Que gusto. Pero no me quitaba de la cabeza el ruido que había oído, así que, después de tirar de la cadena he mirado y allí estaba el cabrón: el zapatófono impedía que el inodoro tragara ese mejunje de tecnología, caca y mala leche, que flotaba y giraba mientas miraba con asombro. De pronto, como un maremoto, la taza se lo ha tragado todo, bueno, todo no. Tampoco ha podido con el zapatófono. Juro que he tirado tres veces más de ella, pero nada, el joputa no pasaba del desagüe y ya rebosaba el agua de la taza inundando el local.
Durante unos minutos nos hemos mirado fijamente, a los ojos, sin parpadear. Él boca arriba, sin perder la frente, en la pantalla habían quedado residuos físicos que asemejaban una cara con una sonrisa cachonda. No he podido evitarlo, me he remangado, he metido la mano en la taza, lo he cogido del cuello y he salido a la carrera cruzando la Avenida Ranillas sin mirar, he llegado al muro sobre el Ebro y lo he lanzado con todas mis fuerzas a tomar por el culo. Creo que ha llegado a mitad del río. He vuelto a la carrera y el cogido la cagada de GPS y la he colocado estratégicamente en la calzada, esperando que fuera un autobús el que pasara. Ha tenido suerte, ha sido un Seat Ibiza el que lo ha destrozado. Mísero final, mecagüen.
Y me puesto a escribirlo. Ahora pienso lo que le voy a decir al gepeeses. ¿Se le ocurre algo a alguien?
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Bueno, buenísmo, aún me estoy riendo. Eres un narrador extraordinario. El problema lo vas a tener ahora con "gepeeses" que te va a perseguir cual Salman Rushdie, y cuidado que como suelte patadas como el Tarzán Migueli, no veas lo que vas a tener que correr en el derby del domingo.
ResponderEliminarMichel del Sport
ResponderEliminarSolo una pregunta? si lo ibas a tirar??...para q metes la mano?